La evolución del cultivo de olivo: Del sistema extensivo al superintensivo

Atomizadores para todo tipo de plantación de olivos

El olivo (Olea europaea) ha sido una de las especies más importantes en la historia agrícola del Mediterráneo. Durante siglos, su cultivo estuvo asociado a prácticas tradicionales y sistemas extensivos. Sin embargo, en las últimas décadas, la necesidad de aumentar la productividad, reducir costes y adaptarse a la mecanización ha impulsado la evolución hacia sistemas intensivos y superintensivos. A continuación, exploraremos esta transformación y analizaremos los datos de producción y rendimientos en cada uno de estos sistemas.

 

¿Qué sistema de cultivo de olivo es el más rentable?

 

El cultivo extensivo tradicional

 

El cultivo extensivo de olivo ha sido la forma predominante durante milenios, especialmente en regiones de clima árido y semiárido como España, Grecia e Italia. Este sistema se caracteriza por marcos de plantación muy amplios, que oscilan entre 80 y 100 árboles por hectárea. En muchas explotaciones, el olivar tradicional se mantiene en secano, es decir, sin aporte de riego, dependiendo exclusivamente de las precipitaciones.

  • Producción media: En el olivar tradicional de secano, la producción oscila entre 1.500 y 3.500 kg/ha de aceituna.
  • Rendimiento en aceite: Con un rendimiento graso promedio del 15-20%, la producción de aceite se sitúa entre 225 y 700 kg/ha.
  • Ventajas y desventajas: Este sistema tiene bajos costes de mantenimiento, pero su productividad es limitada. La recolección es manual, lo que incrementa el coste de mano de obra y dificulta la rentabilidad en mercados competitivos.

En olivar de regadío tradicional, la producción puede ascender hasta 6.000 kg/ha de aceituna y 900-1.200 kg/ha de aceite, pero esto sigue siendo bajo en comparación con sistemas más modernos.

  • Recomendación Gaysa: Atomizador Remolcado Mistral Andalucía. El cultivo extensivo requiere equipos capaces de adaptarse a terrenos complicados y marcos de plantación amplios. Por eso recomendamos el Mistral Andalucía, que se adapta perfectamente a las dificultades del terreno y cuenta con un sonar detector de vegetación, asegurando una pulverización eficiente y precisa. Además, su alcance es ideal para cubrir marcos anchos sin desperdiciar recursos.

 

El cultivo intensivo

 

Con el desarrollo tecnológico y la creciente demanda global de aceite de oliva, se introdujo el cultivo intensivo a partir de la segunda mitad del siglo XX. Este sistema tiene marcos de plantación más reducidos, generalmente de 6×6 m o 7×5 m, lo que permite alcanzar entre 200 y 500 árboles por hectárea. Estas densidades favorecen un uso más eficiente del terreno y facilitan la incorporación de maquinaria agrícola, aunque aún se combinan labores manuales y mecanizadas.

  • Producción media: El olivar intensivo alcanza rendimientos entre 8.000 y 10.000 kg/ha de aceituna en condiciones óptimas.
  • Rendimiento en aceite: Con un rendimiento graso promedio del 15-16%, la producción de aceite es de 1.200 a 1.500 kg/ha.
  • Ventajas: Este sistema acelera la entrada en producción, que suele ocurrir a los 4-5 años, y permite optimizar el uso del riego y fertilizantes.

 

El olivar intensivo es especialmente adecuado para fincas con acceso al riego y suelos fértiles, ya que maximiza la productividad por superficie cultivada.

 

  • Recomendación Gaysa: Atomizador Mistral Remolcado y Suspendido. El Mistral Remolcado y Suspendido es la mejor opción para el cultivo intensivo. Este atomizador ofrece un gran rendimiento de aire y es lo suficientemente estrecho como para pasar por las calles del olivar sin dificultad, asegurando una cobertura uniforme y eficiente. Además, su versatilidad lo hace ideal para optimizar la pulverización y reducir el consumo de insumos.

 

El cultivo superintensivo o en seto

 

A finales del siglo XX y principios del XXI, el sistema superintensivo revolucionó la olivicultura. También conocido como olivar en seto, este modelo se basa en una densidad de plantación muy alta, con más de 1.500 árboles por hectárea, llegando en algunos casos a 2.000-3.000 árboles/ha. Se utilizan variedades adaptadas al cultivo mecanizado, como Arbequina, Arbosana y Koroneiki.

  • Producción media: Las plantaciones superintensivas entran en producción a los 2-3 años y alcanzan rendimientos entre 10.000 y 14.000 kg/ha de aceituna en condiciones óptimas de riego.
  • Rendimiento en aceite: Con un rendimiento graso cercano al 16-18%, la producción de aceite puede superar los 1.900-2.200 kg/ha.
  • Ventajas: Este sistema permite la mecanización integral, incluida la cosecha mediante cosechadoras de seto, lo que reduce drásticamente los costes laborales. La recolección es rápida y eficiente, facilitando el mantenimiento de la calidad del fruto y el aceite.

 

Sin embargo, el cultivo superintensivo también implica desafíos: requiere mayor inversión inicial para la plantación y riego, y presenta una vida útil más corta del olivar (15-20 años) en comparación con los sistemas tradicionales.

 

  • Ventajas: Recomendación Gaysa: Atomizador Oasis Remolcado y Suspendido. Para el cultivo superintensivo, el Oasis Remolcado y Suspendido es la opción más rentable y eficiente. Este atomizador está diseñado para optimizar recursos y tiempo, logrando una pulverización precisa y uniforme incluso en plantaciones densas. Además, su diseño permite reducir el consumo de agua y productos fitosanitarios, mejorando la sostenibilidad del cultivo.

 

Comparativa de rendimientos y costes

 

La evolución de la productividad por hectárea queda reflejada en la siguiente comparación:

 

SistemaDensidad (árboles/ha)Producción (kg/ha)Aceite (kg/ha)
Extensivo (secano)80-1001.500-3.500225-700
Tradicional (reg.)80-1006.000900-1.200
Intensivo200-5008.000-10.0001.200-1.500
Superintensivo1.500-3.00010.000-14.0001.900-2.200

 

En términos de costes, el sistema superintensivo resulta más eficiente: el coste medio de producción por kilogramo de aceite es de 1,50 €/kg, frente a los 2,00 €/kg del olivar tradicional de secano. La mecanización y el aumento de productividad por hectárea permiten obtener un mayor margen de rentabilidad.

 

Conclusión

 

La evolución del cultivo de olivo refleja la adaptación de la agricultura a las demandas modernas de eficiencia y sostenibilidad. Mientras el olivar tradicional sigue siendo relevante en ciertas zonas patrimoniales, los sistemas intensivos y superintensivos representan el futuro de la olivicultura, especialmente en áreas con acceso al riego y capacidad de inversión. La combinación de tecnología, variedades adaptadas y gestión eficiente permite maximizar los rendimientos y reducir los costes, consolidando la posición del olivo como un cultivo clave en la economía agrícola global.

 

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